Quiénes somos

La historia ha proclamado al siglo XVI como la época de oro de la polifonía. Son innumerables las obras que han visto la luz por aquellos tiempos, y la magnitud de muchas de ellas es inconmensurable. Sin embargo, los cambios sociales, políticos y principalmente religiosos sometieron a la polifonía a múltiples consideraciones respecto de su función litúrgica, y en un vasto territorio de la Europa de mediados de siglo se firmó un acta de defunción para ella, al ser desterrada de la nueva liturgia que dió a luz la Reforma.

El espíritu de la Contrarreforma mismo, en su búsqueda de radicalidad, puso al compositor frente al desafío de resignar recursos de la técnica contrapuntística para lograr que el texto cantado fuera lo más inteligible posible, tal como Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, le sugiere al maestro de capilla Vincenzo Ruffo, para ser fiel a las disposiciones del Concilio de Trento. La monumentalidad de algunas composiciones, sobre todo las policorales, presenta no pocas dificultades al intérprete que procura devolverles el “hálito”, y la exigencia de la conformación exclusiva de un conjunto masculino para ser estéticamente fieles a la antigua modalidad de la capilla musical, constituyen factores que han dificultado la presentación de este enorme repertorio y lo han desplazado de muchos programas de concierto. De alguna manera lo han transformado en prohibitivo.

No tenemos aún una larga historia para compartir, pero sí un deseo: “volver a la vida a Lázaro”, y en nuestro afán, preservar lo valioso y hacer la experiencia de la comunión espiritual, cuando, con los pies descalzos, transitamos con humildad la obra de quienes nos hacen participar de lo verdadero, lo bueno y lo bello, y con su creación confirman nuestra humanidad.

Pablo Banchi.